Las acciones del jugador más grande del mercado de automóviles de EE.UU., General Motors, se cotizan 40% por debajo de sus máximos. En muchos sentidos, la dinámica de las cotizaciones depende del éxito de la compañía en una nueva dirección: la producción de vehículos eléctricos. La gerencia espera aumentar su producción a 1 millón de unidades para 2025 e incrementar los ingresos en esta dirección a $50 mil millones. Es un plan extremadamente ambicioso, ya que solo esto permitirá que los ingresos totales de General Motors crezcan a una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 12% durante los próximos tres años. El socio clave de GM para producir vehículos eléctricos es LG Energy Solutions, que recientemente expresó su preocupación por “algunas inversiones en EE.UU.”, incluida la incertidumbre en torno a las perspectivas macroeconómicas. En la propia General Motors hablaron de iniciar negociaciones con otros socios potenciales. En otras palabras, hay información contradictoria sobre el estado de la cooperación entre las dos compañías, lo que significa que es demasiado pronto para que los accionistas de GM se relajen. Le echa leña al fuego el deseo de Tesla de contener al máximo la subida de precios de sus modelos para aumentar su presencia en el mercado, lo que contribuye a aumentar el interés de los compradores. Además, las medidas de Tesla también afectan al mercado secundario, haciendo los coches eléctricos del fabricante más asequibles. Por lo tanto, las perspectivas para General Motors no parecen las mejores por el momento, mientras que las posiciones de las acciones serán inestables hasta que los inversores tengan razones serias para creer en el éxito de las iniciativas para dominar nuevos mercados.