En el verano de 2022, los futuros de soja alcanzaron su punto máximo, con un aumento de precio del 35% desde principios de año. Al analizar este instrumento, se debe tener en cuenta que la soja se usa en dos direcciones a la vez: no solo es una parte importante de la industria alimentaria (incluso se usa para alimentar el ganado), sino que también se utiliza para producir biodiesel para automóviles. En ese sentido, es muy similar al maíz, cuyos futuros también están en el mercado. Los principales impulsores de los aumentos de precios son la alta inflación, que eleva el costo de producción, la falta de fertilizantes y la incertidumbre relacionada con el clima en las regiones clave donde se cultiva la soja. En 2022, se cosecharon 163 millones de toneladas de soja en América Latina (principalmente en Brasil y Argentina), más que en los Estados Unidos, China e India. Varios brokers agrícolas esperan un nuevo aumento en la inflación de los alimentos. Se necesitan cosechas récord para satisfacer la demanda actual, mientras que un mal clima y los altos precios de la energía limitan significativamente la oferta.