La flexibilización de los incentivos por parte de la FED fue un duro golpe al mercado de las criptomonedas, que siempre ha crecido bajo las condiciones de la política monetaria ultrasuave del regulador estadounidense y experimentó potentes correcciones en los momentos de revisión de la estrategia. Muchas monedas se han desplomado en 2022 en más del 90%, mientras que la criptomoneda principal, el oro digital, Bitcoin, ha perdido más del 65% de su valor. El caso es que en el contexto de tasas bajas (que generaban rendimientos negativos de los valores de deuda y financiamiento económico de la especulación), a la industria llegaron jugadores que estaban listos no solo para asumir riesgos por una alta rentabilidad, sino también para desaserse de los activos digitales lo más rápido posible, cuando la situación comience a salirse de control. Los créditos con tasas bajas relajaron a los participantes del mercado, quienes eventualmente bajaron la guardia y comenzaron a olvidarse de la diversificación y los conceptos básicos de la gestión de riesgos. Como resultado, en 2022 hubo una gran cantidad de quiebras de alto perfil de Terra y 3AC a FTX, y hace unos días se supo que le había llegado el turno a Génesis, otro jugador institucional. Por lo tanto, la fiebre del mercado puede durar mucho tiempo, y las posibilidades más o menos serias de recuperación aparecerán solo después de que la FED comience a recortar las tasas nuevamente.