Tesla es la Apple del mundo de los fabricantes de automóviles. Ambas compañías están repensando sus industrias y están ganando en opciones completamente únicas y nuevas. En los últimos tres años, el valor de las acciones de Tesla ha crecido casi 2000%. Actualmente, se cotizan 30% por debajo de los niveles máximos y parecen mucho más seguros que los instrumentos de otros fabricantes de automóviles. Por ejemplo, las acciones de Ford y GM perdieron 50% durante el mismo período de tiempo.

La cuestión es que mientras los competidores sufrían interrupciones en la cadena de suministro, Tesla estaba inaugurando nuevas fábricas en Texas y Berlín. En general, la empresa logró privar a los críticos de su principal argumento sobre la falta de rentabilidad de la producción. La utilidad bruta crece de manera estable: si en 2019 el número fue de $4.1 mil millones, según el informe del primer semestre de 2022, alcanzó los $18.2 mil millones (en términos anuales de los últimos 12 meses).

Además de aumentar la capacidad de producción, uno de los principales impulsores de crecimiento en el futuro será la introducción del piloto automático (FSD). En septiembre, Elon Musk presentó una nueva versión de FSD (10.69), que provocó una respuesta extremadamente positiva de los usuarios: el movimiento del automóvil se volvió mucho más suave gracias a un sistema avanzado para calcular la distancia a los automóviles a lado y determinar la trayectoria de su movimiento. Esta función cuesta $15 000, lo que significa que cada 100 000 compradores generarán $1.5 mil millones adicionales de ingresos altamente rentables. Actualmente, FSD está instalado sólo en 160 000 automóviles, lo que significa que un alto potencial de crecimiento de los ingresos se mantiene.