En 2022, los participantes del mercado han sido testigos de verdaderas guerras de divisas. Solo que esta vez no se trataba de los intentos de los bancos centrales de abaratar su moneda nacional para facilitar la vida a sus exportadores, sino de medidas dirigidas para fortalecer el tipo de cambio en la lucha contra la inflación. La Reserva Federal tiene un arsenal significativamente mayor que el resto, y la economía estadounidense se veía mucho mejor que la economía mundial, como resultado de lo cual el índice del dólar pudo fortalecerse en 10% para el otoño.
Actualmente, estamos viendo el dólar más débil frente a otras divisas de países desarrollados, ya que la situación comienza a cambiar gradualmente. Los precios europeos del gas han caído a los niveles anteriores a la guerra, la economía alemana ha logrado evitar una recesión técnica y China se está recuperando activamente después de un largo aislamiento. Los inversores tienen una pequeña esperanza de que la economía mundial pueda demostrar tasas de crecimiento superiores a las previstas por el Banco Mundial (1.7% a finales de 2023). Al mismo tiempo, Wall Street comenzó a hablar sobre una posible reversión de la política monetaria de la FED en 2023, a pesar de que el regulador aseguraba de lo contrario. Se cree que la Reserva Federal se verá obligada a cambiar de táctica debido al ritmo acelerado de disminución de la inflación y la amenaza real de una recesión económica. Es por ello que en el mercado bursátil podemos observar el mejor rally semanal de los últimos dos meses. En tal entorno, se debe considerar un posible flujo de fondos desde un dólar seguro hacia activos más riesgosos y prometedores, como las acciones estadounidenses.