A mediados de 2022, los futuros de algodón habían subido 40%, pero para diciembre habían caído 20% por debajo de sus niveles de principios de año. El principal estímulo para el crecimiento del costo del algodón es el levantamiento gradual de la cuarentena en China, principal importador del producto. Las fábricas del país consumen alrededor de un tercio de la producción mundial de algodón. Luego siguen Bangladesh, Vietnam y Turquía.
Como riesgo potencial, cabe señalar una posible disminución de la demanda de los consumidores debido a la inminente recesión mundial. Al mismo tiempo, fue el creciente interés de los compradores por la ropa lo que contribuyó al aumento de los precios del algodón en la primera mitad del año. Además, varias provincias chinas fueron cerradas como parte de la lucha contra el coronavirus, por lo que la importación de material al país se redujo a la mitad en comparación con el año pasado.
Muchos temen que el aislamiento de China pueda generar un superávit de material en el mercado y provocar una caída de los precios. Sin embargo, el Departamento de Agricultura de EE.UU. no está de acuerdo y en un comunicado reciente pronostica reservas de algodón por un monto de 82.8 millones de fardos, el nivel más bajo desde la temporada 2018-2019.
Además, los expertos esperan que la cosecha estadounidense disminuya en 5 millones de fardos en comparación con la temporada pasada y llegará a 12.6 millones, que no será suficiente ni para cubrir los suministros externos, ni para el consumo interno (la demanda de algodón de EE.UU. se mantiene en 18 millones). Si estas expectativas comienzan a hacerse realidad, entonces los participantes del mercado tendrán que revisar rápidamente sus estimaciones del costo de la mercancía al alza.